viernes, 9 de julio de 2010

Estrés en la Edad de Piedra

El arte rupestre, es grafico y energético, pero primitivo en lo que respecta a la pictografía de animales y personas. Los antropólogos suponen que estos artistas sin formación no eran capaces de representar de manera más fiel la realidad en sus dibujos.

Ahora, sin embargo, una psiquiatra de la Universidad de Harvard, ofrece otra explicación. Durante la edad de piedra, la gente vivía con miedo constante a los animales que los acechaban, o a tribus hostiles y hasta a espíritus malvados. Esto provocaba un cambio literal en su manera de ver las cosas, según comenta Anneliese Pontius M.D. Al estar alertas contra el peligro, su cerebro trabajaba más rápido, procesando la información espacial mediante atajos neuronales.

Para probar esta teoría, Pontius recorrió durante décadas áreas remotas como Nueva Guinea, Ecuador y Etiopia, para estudiar sociedades cazadoras y recolectoras existentes. Ella descubrió, que las tribus más modernizadas y que no sufrían tanto estrés, tendían a dibujar los rasgos faciales: ojo, nariz y frente con más detalle, mientras que las tribus que aún viven en contextos más difíciles o en condiciones más primitivas, realizan bosquejos, en donde los rasgos son desproporcionados o se omiten completamente, asemejándose así a los artistas de las cavernas. Comenta Pontius, que “en el arte de la Edad de Piedra, la configuración del ojo, la nariz y la frente en el rostro humano, nunca es exacta”.

Pontius considera/especula que las personas que viven en sociedades relativamente seguras, usan un sistema cortical más desarrollado, para interpretar detalles espaciales más sutiles. Por otro lado, aquellos que se encuentran en sociedades más peligrosas y ambientes menos desarrollados, recurren a un atajo sub-cortical. Esta ruta alternativa ahorra 250 milisegundos, tiempo suficiente, quizás, para evadir ataques inesperados. Jaime Talan.

Somos los padres culpables de las peleas entre hermanos/ que tanto odiamos?// de riñas a niños malcriados

¿Cómo criar niños cuyas peleas son benignas? ¿ O al menos no son letales/mortales? El ingrediente principal, es un matrimonio sin conflicto. Cuando la discordia asoma entre los progenitores, se produce un efecto negativo en la relación entre hermanos, según establece un grupo de investigadores de Los Ángeles.

Según el Dr. Osnat Erel, psicólogo educacional, el efecto es indirecto. La hostilidad entre los adultos, en general salpica/ se traslada a la relación entre madre e hijo. Erel y sus colegas, grabaron a 73 pares de hermanos del mismo sexo, entre 3 y 9 años mientras jugaban. A la vez, sus madres llenaban largos cuestionarios sobre sus hijos, practicas de crianza y el matrimonio.

El equipo concluyo, que mientras más problemas maritales tenía la madre, mayor era el uso de castigos disciplinarios con ambos niños. Según Erel, quien trabaja ahora en la Universidad de Jerusalén, “cuando las madres aplican fuertes técnicas de crianza para ejercer su poder, el hermano mayor intentará demostrar su fuerza, siendo agresivo y dominante con su hermano menor”.

La tendencia de castigar al más débil??????, nos demuestra que los niños hacen lo que se les hace a ellos. Los hermanos mayores tratan mucho peor a sus hermanos menores de lo que estos últimos tratan a los primeros.

Las relaciones negativas entre hermanos, se deben a relaciones familiares negativas, según comenta un grupo de Developmental Psycology. La familia es un sistema complejo y los problemas van en cadena: de lo marital a lo paternal, hasta las relaciones fraternales.

Los investigadores saben ahora, que las peleas entre hermanos no son dañinas. Incluso, funcionan como espacio en donde los niños aprenden a resolver conflictos, en particular, aquellos niños muy emotivos. Pero esto solo ocurre cuando el lugar es un hogar feliz. Hara Estroff Marano